
Montamos en el coche como si fuese una rutina, giramos la llave, metemos la marcha y arrancamos.
Pero, ¿alguna vez has pensado qué se necesita para que el vehículo funcione?
Para que un vehículo funcione se necesitan miles de piezas trabajando conjuntamente que gestionan un flujo de energía a medida que aceleramos, frenamos, etc y que proporcionan una eficiencia y un ahorro de combustible óptimos.
Cuando hablamos de eficiencia de los motores de los vehículos, esta se mide por la cantidad de energía en la gasolina que realmente se convierte en potencia para mover el automóvil.
Como se puede ver en la foto, incluso con un buen mantenimiento y una buena puesta a punto, los motores de gasolina solo tienen una eficiencia de alrededor del 25 %.
Esto significa que cada vez que llenamos el depósito hay gran parte de la gasolina que se desperdicia.

Para abordar este problema, los fabricantes de automóviles y sus proveedores están invirtiendo enormes recursos para aumentar la eficiencia del motor y reducir las emisiones de gases nocivos a través del escape.
El futuro de la eficiencia de combustible de automóviles
Se están introduciendo o refinando varios tipos de propulsores híbridos y nuevos diseños de transmisión para mejorar la economía de combustible.
Un ejemplo reciente son los sistemas de parada y arranque que aumentan la eficiencia al apagar temporalmente el motor cuando el automóvil se detiene en el tráfico.
Otros desarrollos tecnológicos clave que se están explorando incluyen:
- Mejoras en el funcionamiento mecánico del motor.
- Mejoras en el proceso de combustión.
- Innovaciones que desactivan algunos cilindros cuando su potencia no es necesaria.
Varios grupos de la industria también están presionando para obtener gasolina de mayor octanaje que permitirá modificaciones adicionales del motor para una mayor eficiencia en el futuro.
Ya se habla incluso del fin de la gasolina de 95 octanos en 2019.
Cómo los hábitos de conducción afectan el consumo de combustible
Cuando busque una eficiencia óptima, no pase por alto su propio comportamiento de conducción, que tiene un gran efecto en el consumo de combustible.
Las prácticas comprobadas que marcan diferencias importantes en el ahorro de combustible incluyen aceleración moderada, cambios de marcha tempranos, mantenerse dentro de los límites de velocidad, desviarse del tráfico, controlar el semáforo y conducir tratando de eliminar el frenado y la aceleración innecesarios.
Por último dejamos un vídeo de las diferencias y ventajas de los motores diésel y de gasolina
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