Mantener un vehículo en buenas condiciones puede representar una pérdida considerable de tiempo y dinero.
Ocasionalmente, las reparaciones de mayor tamaño pueden tardar varios días en ser corregidas.
Sin embargo, con el mantenimiento adecuado, se pueden minimizar los gastos relacionados en la compra de componentes y la mano de obra.
Curiosamente, mientras realicemos con mayor prontitud un gasto de mantenimiento o de reparación, serán menores los costes con el transcurso de los años.
Veamos por qué ocurre esto.
Mantenimiento o reparación, ¿qué es mejor?
Tal vez parezca que el mantenimiento y la reparación sean lo mismo, pero existen diferencias importantes.
En primer lugar, el mantenimiento tiene el propósito de prevenir algún daño mayor en el vehículo.
Esto es cierto sin importar si se trata de un sistema eléctrico, motriz, de transmisión o de frenado.
Para garantizar que el mantenimiento sea eficaz debe hacerse en tiempo y forma, es decir, en el momento indicado y del modo adecuado.
Lo anterior significa que se debe cambiar el aceite, las bujías y los filtros periódicamente, de acuerdo a las recomendaciones del fabricante.
Ahora bien, la importancia del mantenimiento de los vehículos se puede notar fácilmente si pensamos en el efecto negativo de no realizarle al carro ningún servicio mecánico.
Por ejemplo, si no le cambiamos periódicamente el aceite se desgastarán en menos tiempo todas las piezas móviles del motor.
Eso implica un gasto mayor, pues en poco tiempo necesitará una reparación considerable.
Por otro lado, si no tiene suficiente lubricante, podría sufrir un daño irreversible, puesto que ante un sobrecalentamiento se romperán varias piezas indispensables.
Como es lógico, es considerablemente más económico cambiar unos pocos litros de aceite a realizar una reparación mayor.
Los recambios de coche para los trabajos de mantenimiento se pueden conseguir fácilmente en cualquier tienda especializada.
Por supuesto, mientras más común sea un vehículo, será más fácil conseguir las piezas necesarias.
Sin embargo, a pesar que un vehículo reciba mantenimiento periódico, en algún momento necesitará una reparación.
Cuándo debes cambiar los componentes de tu coche
En base a lo que hemos visto anteriormente, esta pregunta no tiene una sola respuesta.
Aunque la reparación se refiere a la corrección de cualquier desperfecto, también podemos clasificarlos en dos tipos.
Por un lado, la reparación preventiva tiene como finalidad corregir cualquier desperfecto identificado antes que cause un problema mayor.
Nuevamente, en este caso es mejor realizar la reparación a la brevedad posible.
Además, si pensamos en reparaciones preventivas, podemos afirmar que es mejor reemplazar las piezas que tienen un desgaste considerable, aunque funcionan con aparente normalidad.
La razón principal es que pronto presentarán algún problema, y este podría ser considerablemente mayor.
Adicionales, cualquier tipo de reparación o mantenimiento puede contribuir a identificar otros posibles fallos.
Y aunque es cierto que se trata de cambio de piezas no programadas, su reemplazo ciertamente contribuyen a aumentar la vida útil del vehículo en general.
Por supuesto, cuándo existe un daño mayor en el vehículo, la reparación es aún más urgente.
De hecho, en algunas ocasiones no será posible hacerlo funcionar, y por lo tanto moverlo, mientras no se realizan las reparaciones pertinentes.
Como es de suponerse, este es el escenario menos recomendable en cualquier vehículo.
Todos esos casos pueden causar que se cambien piezas de un coche.
Es importante prestar atención a cada muestra de que el vehículo presenta un desperfecto.
Por ejemplo, si empiezas a notar que tiende a despacharse sin motivo aparente hacia cualquier lado, es síntoma de algún desperfecto.
Algo similar ocurre si notas que los frenos no realizan su función de forma adecuada.
En cualquier caso, la revisión y compostura adecuada contribuirá al buen funcionamiento del vehículo.
Por eso, la recomendación final es no postergar las reparaciones del vehículo.